Ahora más que nunca es el momento de que las empresas realicen un trabajo profundo para determinar sus valores, presentes en las tomas de decisiones y en las acciones cotidianas. La sociedad ha cambiado, como bien dice Mercè Brey y Victoria Yasinetskaya en su libro Alfas y Omegas.
Hoy en día estamos plenamente inmersos en la cuarta revolución, la tecnología es imparable y ha venido para quedarse. Paralelamente a esta cuarta revolución se está dando una revolución de la conciencia. Doce millones de millenials buscan su primer empleo, buceando en las redes sociales. Las reglas del juego han cambiado ahora se prioriza a aquellas empresas que facilitan compaginar su crecimiento profesional con el cuidado de sus hijos. Por tanto, la ecuación millenials y tecnología ha propiciado una evolución de la empresa hacia un modelo de gestión más centrado en la persona.
Cada vez más individuos preocupados por el medio ambiente, por ingerir alimentos saludables o ecológicos, por desarrollar ciertos aspectos de su espiritualidad, también de su solidaridad. Llevado al ámbito de la empresa se traduce en un a demanda de responsabilidad de autenticidad por parte tanto de empleados como de consumidores. En este contexto, los valores, la visión, el propósito o la misión de la empresa adquieren una nueva dimensión. Buena parte de la sociedad espera que estos conceptos sean algo más que un elemento de márquetin.
La diversidad es el combustible de la creatividad y esta, el elemento indispensable para la innovación. El hecho que personas con diferentes perspectivas, perfiles y experiencias colaboren hace más factible generar soluciones verdaderamente innovadoras.
Los equipos heterogéneos tienen hasta un 158 % más de probabilidad de entender a los consumidores. Ya no se trata de incorporar a personas en nuestros equipos para completar cuotas de género, raza, orientación sexual o discapacidad. La diversidad en la gestión es rentable, se ha demostrado que las empresas que han sabido entender este cambio están en el camino correcto.
Ojalá el tren de esta gran ventana, que visibiliza el cambio, tenga como destino un modelo económico más justo, inclusivo y regenerativo.
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